Yo sufrí el Síndrome de Carlos de Inglaterra. No lo busques en internet, no existe, el nombre es una invención propia, que busca el paralelismo entre el sentimiento de cualquier heredero del puesto o cargo de su padre/madre con el del príncipe Carlos.
Trabajar en una empresa familiar puede ser una experiencia gratificante, ya que puede brindarte la oportunidad de trabajar en estrecha colaboración con personas cercanas y de contribuir al éxito de un negocio que es importante para ti y tu familia. Sin embargo, cuando tu padre o tu madre es el jefe, puede ser un poco más complicado.
Acabé COU y la selectividad con la nota suficiente para acceder a cualquier carrera, pero decidí seguir los pasos de mis padres y hacer farmacia, me gustaba la profesión, probablemente no conocía otra cosa, ya que me crie en la rebotica, una infancia muy parecida a la reflejada en la famosa serie de televisión de los 90 «Farmacia de guardia».
Desde que tomé esa decisión mi único mérito fue tener la gran suerte de que mi padre tuviera una farmacia.
Daban igual los muchos sobresalientes y matrículas de honor en la carrera, daba igual haber renunciado a otros puestos de trabajo, daba igual que intentara ejercer mi profesión de la mejor manera posible, daba igual que siguiera formándome y desarrollándome, mi único mérito seguía siendo ser el heredero.
Me lo recordaban mis amigos, mis clientes, mis compañeros, mis abuelos, mis tíos, mis primos, mis padres…
Mis sentimientos eran encontrados, era consciente de mi suerte, pero esa misma suerte me hacía perder la ilusión que ha de reinar en los inicios de cualquier carrera profesional.
Ya en la farmacia, resultaba que mis compañeros no eran mis compañeros porque yo era el heredero, pero tampoco era su jefe, su jefe era mi padre.
Mi padre tampoco era mi compañero, era mi jefe y mi padre, una relación ambigua y nada fácil de gestionar cuando tienes veintipocos años.
Los años pasaban, y fue cuando comenzó el síndrome del Príncipe Carlos, mi padre no parecía que se fuera a jubilar nunca, mis iniciativas no eran vistas con muy buenos ojos, mi papel seguiría siendo el de eterno heredero. A medida que pasaba el tiempo mi frustración crecía a la vez que disminuía mi motivación.
No quiero parecer desagradecido, les estoy muy agradecido a mis padres por todas las oportunidades y todo lo que me han enseñado y me han dado. Soy consciente de mi fortuna, pero también soy consciente de lo difícil que es mantener la motivación cuando te toca ejercer el rol de heredero profesional.
Hoy por mi experiencia como profesor de gestión de farmacias en Pharmanagement Business School conozco el caso de muchos farmacéuticos con talento que viven la misma situación.
También conozco muchos profesionales de otros ámbitos que la viven: abogados, médicos, dentistas, arquitectos, artistas, empresarios, etc.
Muchos de ellos pierden la motivación en el trayecto, se han quemado por ser el “eterno heredero”.
Por suerte, mi padre a diferencia de Isabel II se jubiló, y mi principado sólo duró 15 años, no como el de Carlos III que ha sido príncipe de Gales durante más de 60.
Esta semana también acaba el principado del Rey Carlos y creo que es un buen día para compartir algunos consejos que me hubiese gustado recibir para gestionar exitosamente este tipo de situación:
1. Si tienes la posibilidad, comienza tu carrera profesional fuera de la empresa familiar. Esto te permitirá aprender muchas cosas por ti mismo, como ver otras formas de trabajar diferentes a tu familia, te enseñará a trabajar con compañeros y bajo las órdenes de un jefe, te permitirá mostrar tu valía y a que te respeten por cómo eres y no por quién eres, etc.
2. Una vez incorporado a la empresa familiar, establece límites claros entre el trabajo y la familia: Asegúrate de tener una clara separación entre la vida laboral y la personal. Si bien es comprensible que las conversaciones laborales puedan surgir en reuniones familiares, es importante que puedas desconectar cuando estés fuera del trabajo para evitar el agotamiento.
3. Aprende a ser un empleado más: Cuando trabajas para tu padre, puede ser fácil tratarlo de manera diferente que a otros colegas. Sin embargo, es importante que te recuerdes a ti mismo que estás en el mismo equipo y que tienes el mismo objetivo. Aprende a ser un empleado más, ser respetuoso y seguir las políticas de la empresa.
4. Comunica tus expectativas de carrera: Es importante que comuniques a tu padre o a cualquier otro miembro de la familia que esté en una posición de liderazgo, tus metas y objetivos de carrera. Esto les permitirá entender tus necesidades y ayudarte a alcanzarlas.
5. Busca un mentor fuera de la familia: Si bien tu padre puede ser un excelente modelo a seguir, también es importante buscar mentores fuera de la familia. Esto te permitirá obtener diferentes perspectivas y consejos de personas que han pasado por situaciones similares.
6. Sé paciente y comprensivo: Trabajar en una empresa familiar puede ser complicado, ya que a menudo hay emociones involucradas en las decisiones empresariales. Trata de entender las perspectivas y motivaciones de todos los involucrados.
Por otro lado, creo que también hay algunos consejos que me hubiese gustado que mi padre recibiese.
Como padre y jefe de una empresa familiar, puede ser un desafío separar la relación personal de la relación laboral con tus hijos. Trabajar juntos en un negocio puede ser una gran oportunidad para fortalecer la relación familiar, pero también puede presentar dificultades únicas. Aquí algunos consejos que considero interesantes:
1. Establece reglas claras: Desde el principio, es importante establecer reglas claras en cuanto a la separación del trabajo y la familia. Esto ayudará a evitar confusiones o malentendidos en el futuro. Discute y establece protocolos para comunicaciones y horarios de trabajo, para que todos sepan qué esperar.
2. Reconoce y valora el aporte de tus hijos: Reconoce y valora el aporte que tus hijos hacen a la empresa. Asegúrate de que se sientan valorados y apreciados por su trabajo y no solo como tus hijos. Alienta y celebra su éxito en la empresa, como lo harías con cualquier otro miembro del equipo.
3. Fomenta la comunicación abierta y honesta: Es importante tener una comunicación abierta y honesta con tus hijos. Escucha sus opiniones y comentarios, y respeta sus perspectivas. También es importante que los hijos sean capaces de dar y recibir críticas constructivas, como lo haría con cualquier otro empleado.
4. Trata a todos los empleados con igualdad: Asegúrate de tratar a todos los empleados de la empresa, incluidos tus hijos, de manera justa e igualitaria. Evita mostrar favoritismo o tratar a tus hijos de manera diferente a otros empleados.
5. Prepara un plan de sucesión: Asegúrate de que haya un plan de sucesión claro y bien definido. Esto ayudará a garantizar que la empresa continúe funcionando sin problemas, incluso si tú ya no estás a cargo.
Trabajar en una empresa familiar puede ser una experiencia increíblemente gratificante, pero también puede ser desafiante. Al seguir estos consejos, puedes ayudar a asegurar que la relación entre padres e hijos y el éxito de la empresa se mantengan fuertes.
Yo sufrí el Síndrome de Carlos de Inglaterra